El pasado 2 de diciembre de 2021, se llevó a cabo la votación dentro del proceso electoral seccional del Sindicato de Trabajadores de la Educación, en Baja California Sur, la sección III. Como ha venido ocurriendo en las demás secciones, para la ejecución de los comicios, se apegaron a lo establecido en 3 normas internas: los estatutos, el reglamento electoral y la convocatoria emitida.
Si bien es cierto, se hicieron reformas estatutarias y reglamentarias, ello con el fin de pretender armonizar la reglamentación interna a la famosa reforma laboral que pretende garantizar la libertad y la democracia sindical, dichas reformas resultan insuficientes, y de ninguna manera se puede alardear o presumir la existencia de una real democracia sindical en el SNTE, ni mucho menos el respeto al principio de universalidad que debe prevalecer en los derechos humanos.
La participación de los trabajadores de la educación en BCS, se vio fragmentada. Los estatutos, el reglamento y la convocatoria, establecen lineamientos y requisitos que restringen el pleno derecho de participación, violentando el principio de universalidad de los derechos humanos establecidos en el artículo 1 constitucional, y el cual se refiere al acceso pleno que toda persona debe tener, en igualdad de circunstancias o con equidad social, para gozar de los derechos humanos. El derecho a votar y ser votado, es un derecho humano que debe gozar toda persona en el ámbito de su desarrollo social y, desde luego, los procesos electorales gremiales, se supone, deben respetar dicho derecho fundamental de las personas. Es evidente que el requisito para ser electo dentro de los comités seccionales, relativo a la permanencia previa en un comité seccional, así como la determinación de un periodo mínimo de estancia en el gremio o en un comité seccional, son restricciones injustificadas, que discriminan y excluyen a la mayoría de los integrantes del SNTE, en el goce del derecho a ser electos, esto violenta la universalidad y la democracia misma.
No obstante lo anterior, 5 planillas fueron registradas dentro del proceso electoral en B.C.S. De esas 5 planillas, 4 de ellas cumplían con el requisito de la permanencia previa del postulado para secretario seccional, y una de ellas no: la del Comité Ejecutivo Seccional Democrático. Violentando lo establecido en la normatividad interna, aunque respetando los principios de universalidad y democracia, el comité electoral permitió la participación de la planilla negra, conformada por integrantes del C.E.S.D. disidencia en el Estado, que tiene sus orígenes en la llamada Corriente Democrática, y que se conformó y alineó al también conformado Comité Ejecutivo Nacional Democrático; organizaciones éstas, que se integraron con el fin principal de lograr la verdadera democracia electoral al interior del SNTE. La pregunta desde luego salta de inmediato: si quienes forman parte de los comités democráticos, tanto nacional como estatales, consideraron que la democracia ya se había logrado en el SNTE y decidieron por ello participar en estas elecciones, entonces ¿es momento de dar por concluido el movimiento y por ende los comités, al haber cumplido su fin principal? En lo particular, creo que no, que la tarea no está completa aún.
Luego de años de lucha, aparentemente se logró la democratización al interior del SNTE, y fue a través de situar en las curules nacionales, a diversos actores de la política nacional que han impulsado la reforma laboral en materia sindical con el fin de transparentar y democratizar a los gremios; pero no todo es color de rosa. Quienes estamos inmersos en la vida sindical, y quienes conocemos la ley y sus alcances, sabemos perfectamente que se dejaron grandes lagunas en la reforma laboral, de la cual se han valido para maquillar la democracia y el respeto universal del derecho a ser electo. Por lo anterior, consideramos que fue equívoca la participación de la planilla negra, integrada por quienes representan en el Estado, los años de lucha por la verdadera democracia, puesto que, aún y cuando a ellos se les permitió participar (quizás sin que así lo esperaran ellos mismos y la estrategia fuera fallida) no debieron avalar esta simulación de la democracia misma, en la que se restringió la libre participación para ser electo, a la mayoría de agremiados, y en la cual se pretende con total notoria evidencia, la perpetuidad de quienes ya han sido parte de los comités seccionales salientes, nada más antidemocrático que eso. Ante ello, un grupo de docentes, activos y jubilados, iniciaron un proceso de demanda ante el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, para demandar la nulidad de las normas inconstitucionales que contienen los estatutos, el reglamento y la convocatoria y, por ende, la nulidad del proceso mismo; será tarea de la autoridad laboral, resolver sobre ello; debe quedar claro, que se demandó por considerarse inconstitucional la norma que rigió el proceso, y que ello fue ajeno completamente a la participación en sí de las diversas planillas.
Por cuanto hace al proceso en sí, como en toda elección, hubo anomalías: absurdas posturas en el día electoral sobre la vestimenta, una manta de una de las planillas “oficiales” en pleno edificio sindical, guerra sucia, guerra simulada y; por supuesto, la cereza del pastel: el padrón electoral tuvo vicios, tal y como se esperaba. Cientos de agremiados acudieron a emitir su voto, y no aparecieron en el listado. No basta para justificar lo anterior, el que en plataformas digitales se establecieran procedimientos de corrección y actualización del padrón, pues evidentemente ello no está al fácil alcance de todas las personas y ni siquiera se establecieron con tiempo suficiente de anticipación a la elección. Curiosa y dudosamente, no pudieron votar muchos de los integrantes de la importante asociación estatal de jubilados y pensionados del ISSSTE, denominada “3 de junio”, la cual fue fundada en 2017 por el Prof. Marco Antonio Olachea González, ex secretario general del interior de la secretaría colegiada en el Comité Ejecutivo Seccional Democrático del Estado, y que se conforma por miembros de principios abiertamente declarados democráticos; toda una maliciosa estrategia, al mero estilo del charrismo sindical que por años ha distinguido al SNTE. ¿Universalidad y democracia?
Ya en el resultado final, la planilla roja fue la triunfadora absoluta de los comicios, al parecer, de ello no quedó la menor duda, pues fue avasallador el resultado en el conteo final. Dicha planilla, fue liderada por el Prof.. Elmuth Dubeth Sandoval Castillo, quien fuera co-iniciador del llamado Movimiento Sindical Cabeño, y que fue parte del comité seccional anterior en el que en una mezcla entre el charrismo local y dicho movimiento, representaron al gremio magisterial los 4 años anteriores. Para muchos ganó el mejor del momento, para otros, el menos malo, en una gran crisis de liderazgo gremial en el Estado. La alianza sostenida con quienes en forma espuria y charril ocuparon la representación seccional, hace merma de las buenas intenciones que manifiesta tener en su encomienda; esperamos que, de sostenerse su nombramiento, se ejerza en la forma en que merecen los trabajadores de la educación en el Estado, y no decepcione a la base que, en su mayoría, le dieron el voto de confianza, por el bienestar de los trabajadores de la educación, que así sea.
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