NÚMERO 13

El semáforo que da luz verde a la educación

Ayudar a los niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad a que puedan seguir estudiando durante la pandemia, pese a las ya de por sí desfavorables condiciones a que se enfrentan por su situación en particular, mientras sus padres trabajan lavando carros, pidiendo alguna moneda, vendiendo dulces en los cruceros de las avenidas o vendiendo sus artesanías, fue lo que llevo a la profesora Jemima Peláez a poder diseñar una solución a dicho problema mediante la fundación de una asociación civil que a poco más de un año ya cuenta con el patrocinio de importantes empresas nacionales e internacionales, además de seguir colaborando para que cada día sean más los niños que no se queden sin el acceso a la educación por falta de recursos y de acceso a las tecnologías informáticas.

Con un semblante sonriente y siempre preocupada por poder gestionar mejores condiciones de acceso a la educación en niños, niñas y adolescentes que no pueden acudir a la educación básica de las aulas normales, accedió a platicarnos acerca de la loable labor que ha venido realizando, la cual compagina con su trabajo como docente en una escuela de educación pública.

Compartimos la entrevista realizada a la directora y fundadora de la Asociación Civil “EN EL SEMÁFORO SE APRENDE”
 

Nos narró que son una asociación que surgió derivado de la pandemia, tras la idea de acercar la educación a niños en situaciones de calle. Desde su labor como docente y con amplia experiencia en educación especial, así como trabajo con niños con discapacidad auditiva y en lenguaje.

Su labor docente la llevaba a cabo en el municipio serrano de Jalpan de Serra, y por temas de resguardo domiciliario derivado de la pandemia se efectúo su movilidad a la ciudad de Querétaro. Al iniciar con el programa Aprende en casa le surgió la interrogante ¿cómo iba a seguir la educación con los niños de su centro escolar?, porque al estar en situaciones diferentes, en comunidades, muchos de ellos sin servicios básicos como luz o gas, pensó que no podrían acceder plenamente a las clases. Entonces una mañana, al salir de casa para efectuar una actividad esencial, vio a unos niños en situación de calle, cerca de un semáforo, y se percató que la problemática no solo se estaba dando con los niños que estaban en la sierra, sino en la misma ciudad de Querétaro, por lo que le preocupó su contexto cercano, con los niños que estaban deambulando en la ciudad, en los semáforos, y le surgieron diversas interrogantes ¿cómo estaban lidiando con el tema de su derecho a la  educación? ¿cómo hacían para imprimir sus tareas? ¿Cómo estaban resolviendo el tema de conectividad? Al no encontrar ninguna respuesta, tomó una decisión era necesario actuar y a la brevedad, motivada por su humanismo, solidaridad humana y vocación, supo lo que tenía que hacer y entonces salió a brindar sus servicios de profesora a un semáforo, presentándose con los papás, les dijo: “Hola, yo soy Jemima, soy docente y quiero saber si me dan oportunidad de dar clases a sus hijos. Después de eso me decían los papás ¿pero en donde les vas a dar clases?, y la respuesta fue: pues aquí en el semáforo, entonces así se tituló la asociación, en el semáforo se aprende, porque justo ahí fue donde nos posicionamos a dar clases.”

Ese primer día fue el parteaguas para saber que ese ejercicio no podía quedarse así, en un solo semáforo, en un solo punto, era necesario convocar a más docentes, maestros y maestras para que se sumaran, así que nos detalla la entrevistada que al llegar a su casa posteó una publicación en su red social narrando la acción que había comenzado ese día e invitando a que más profesionales de la educación replicaran esa iniciativa. Las reacciones no se hicieron esperar, y para su sorpresa no solamente se sumaron docentes sino muchas personas con diferentes profesiones que deseaban también salir a las calles a educar, y empezaron a llegar muchos mensajes de personas que manifestaron interés por compartir atención y conocimiento. Así surgieron voluntarios, a los que era necesario dar capacitaciones y desarrollar un proyecto pedagógico escrito para ellos, diseñado a la medida de quien a pesar de no contar con la especialización en docencia supieran como acercarse a los alumnos y alumnas en calle, brindando elementos de pedagogía, cantos y juegos, atención y conocimiento. 

A pasado más de un año de haber iniciado este proyecto y el modelo se ha replicado en Ciudad de México, en el Estado de México, en Veracruz, y en Jalisco. En gran medida se depende del número de voluntarios con que se cuente, por esto si un interesado nos contacta para decir, yo quiero implementar el proyecto, nosotros le brindamos toda la información para que este en las condiciones necesarias para poderlo implementar.

El éxito de la iniciativa ha sido tal, que la Secretaria de Educación Estatal buscó a la Profesora Jemima Peláez para preguntarle las necesidades primordiales para fortalecer al proyecto, y les hizo saber que gracias al gesto de solidaridad de la población Queretana e incluso de la comunidad internacional, contaban con muchas donaciones, de cuadernos, libros y material escolar, Pero que si había algo que faltaba y eso era la validez oficial.  Así que en reunión con instituciones como CONAFE, INEA y USEBEQ, y el Consejo Nacional de Fomento Educativo le fue asignada una clave migrante para poder dar validez oficial a preescolar, primaria y secundaria.

Este proyecto surgió en medio de una emergencia sanitaria, y ha sido una solución a un tema que existía desde entes de la pandemia, pero que se recrudeció con ella, lo que sigue es continuar creciendo y a corto plazo contar con un espacio más grande para poder funcionar con instalaciones propias. Resaltamos que el gobierno ha hecho esfuerzos para atender las necesidades de la población infantil que está en calle. La asociación pretende funcionar como escuela -de calidad-, donde los niños puedan permanecer seguros en tanto les brindan además de conocimiento o habilidades, la capacidad de soñar y de transformar sus escenarios, mientras sus padres se van a trabajar.

Resaltó la directora de “En el semáforo se Aprende” que lo primero es cambiar la visión que se tenga hacia las personas en situación de calle. Hay personas migrantes que muchas veces traen temas de persecución, o de pobreza y de hambruna muy fuertes. Y verlos como lo que son, como personas con necesidades, y cambiar actitudes como solo decirles no tengo dinero, subir el vidrio del carro cuando los vemos, etc. Tener una nueva sensibilidad seria lo primero que tenemos que adoptar. Lo segundo es donar materiales escolares, como cuentos de pasta dura que contengan poco texto, eso nos ayuda mucho al proceso de alfabetización en calle, también aportar materiales lúdicos, así como informáticos (dispositivos como computadora o Tablet), esto porque se está trabajando la ruta para conseguir validez oficial a los estudios de secundaria de los papás gracias a INEA, pero también necesitamos de recursos para ello. Así que lo primero sería cambiar la mirada hacia nuestros alumnos y por ultimo y no menos importante continuar sumando voluntarios, mismos que pueden poner en contacto a través de nuestras redes sociales para explicarlos el sistema de voluntariado que hemos diseñado.

Así, esta asociación civil afronta el reto de hacer llegar la educación a la niñez y adolescencia en situación de calle, en una época que tiene como reto mayor la pandemia generada por el Covid 19 y por la falta de vacunación universal a menores de edad. Apoyemos para que la lucha sea más fácil.

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