NÚMERO 12

Transitar al mundo digital en el campo de enseñanza-aprendizaje, acompañando en el proceso a la comunidad estudiantil

En el entorno social actual, las redes sociales se han convertido en parte de nuestra rutina diaria, como hemos señalado en otros artículos, debido a la pandemia y las clases a distancia por videoconferencia, facilitan el acceso al uso de las redes sociales. En esa naturaleza traslativa de las actividades físicas a virtuales, el bullying también ha trascendido al mundo digital, donde el ejecutor de la conducta encuentra los mecanismos a través de los cuales realizar el acoso; siendo justamente las redes sociales y la mensajería instantánea las más utilizadas, pero no las únicas.

Con el propósito de que podamos identificar cuando un niño, niña y/o adolescente puede estar siendo víctima de esta conducta, en este articulo vamos a analizar algunas de las plataformas digitales y/o mecanismos que han sido utilizados con mayor frecuencia para cometer ciberbullying, recordando que son enunciativas más no limitativas, compartimos las siguientes:



  • Acoso por mensajería instantánea.

La mensajería instantánea facilita la difusión de información, no obstante, en casos de acoso escolar cibernético, se ha convertido en una herramienta eficaz para los acosadores, donde incluso crean grupos de chat para compartir colectivamente conversaciones privadas, fotografías, así como para difundir información falsa y/o dañina de las víctimas, también se utilizan para enviar mensajes intimidatorios, agresivos, denigrantes, discriminatorios, haciendo alusión a formas de vestir, de pensar, por logros académicos, por la personalidad, preferencias sexuales, características físicas o por origen étnicos, siendo estas conductas las mas frecuentes, pero no las únicas, todo esto con la intención de afectar emocional y/o psicológicamente, en el entorno social, familiar y rendimiento escolar de la víctima; incluso se han presentado casos de extorción, buscando que la víctima pague o realice alguna conducta contra su voluntad “si quiere” que el acoso termine. Para la ejecución de tales actos, según estadísticas, las plataformas más utilizadas son WhatsApp, Facebook Messenger, Grupos y Paginas de Facebook, SMS e Instagram.



  • Robo de contraseñas

Otra conducta presentada en estudiantes es el robo de contraseñas de correos electrónicos, redes sociales y/o plataformas de comunicación, con la finalidad de acceder a información personal que se pueda encontrar en algún dispositivo de la víctima, y que una vez obtenida, dándole un sentido negativo, se comparte o publica en diferentes plataformas o redes sociales, generando una venganza personal y un rechazo social por aquellas personas que conocen y conviven con la víctima.

 

En adolescentes, está en aumento de forma negativa, la práctica de compartir contraseñas entre compañeros de estudios, amigos, amigas o novios, donde “por confianza” comparten sus contraseñas, de las cuales se desprenden las mismas consecuencias señaladas en el párrafo anterior. 



  • Publicaciones y comentarios ofensivos en Blogs, foros, sitios web o videoconferencias.

Precisamente a través de la difusión de videos a través de redes sociales, en los últimos meses hemos sido testigos a través de las redes sociales y los medios de comunicación de situaciones que se generan en las sesiones de clases en línea, donde se aprecian comentarios discriminatorios provocados por los propios alumnos o incluso los maestros, todos encaminados a humillar a la víctima, cuestionando su personalidad, formas de pensar y logros académicos. Con este tipo de conductas se busca intimidar, amedrentar y afectar de forma psicoemocional. 

 

Al igual que en redes sociales, existen blogs, foros y sitios web creados específicamente para compartir de manera “anónima” información de otras personas, la cual es difundida a través de esas plataformas digitales, con la plena intención de dañar a la víctima. 



  • Envío de mensajes, videos o material de contenido sexual.

Puede considerarse de las formas más graves del acoso escolar cibernético, el agresor puede buscar distintos fines, pero sin duda su mayor propósito es atentar contra la intimidad personal y libertad sexual de la víctima, haciéndolo a través de las plataformas señaladas en los incisos anteriores.


Como podemos ver, cada una de las formas de ejecución del acoso escolar cibernético tienen como finalidad generar algún tipo de daño u obtener algún beneficio de la víctima, estos pueden variar según la situación, que pueden ir desde obtener favores académicos, recibir beneficios económicos o lograr condutas sexuales diversas. Lamentablemente son conductas que apenas empiezan a ser reguladas, sin embargo, también es necesario señalar que la falta de denuncias/demandas, ocasiona que el ciberbullying quede impune, y ante la falta de castigo, se facilita la propagación de las conductas. Por lo consiguiente es necesario que en México se le dé mayor atención y difusión a un fenómeno que ha ido en incremento en los últimos años y que ha rebasado los mecanismos con que puedan contar las autoridades federales y locales para atender y contrarrestar el acoso escolar cibernético. 

Otro obstáculo que se debe superar es lo señala el Instituto Nacional de la Mujer, donde explica que hay un alto porcentaje donde la persona que lleva a cabo el acoso cibernético no puede ser identificada por la víctima, por lo tanto, el acosador puede seguir actuando bajo el anonimato sin el riesgo de ser procesado jurídicamente, siendo el internet, las redes sociales y las tecnologías el medio perfecto para llevar a cabo sus conductas. 


En la siguiente entrega vamos a analizar algunos casos de posible acoso escolar cibernético que se han presentado en las sesiones de clases en línea y compartiremos algunas conclusiones para determinar si tales conductas pueden encuadrar en algún delito y/o acto ilícito, la forma en que se puede procesar legalmente y las sanciones que le podrían ser aplicables según las leyes vigentes.

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