LA REVISTA

Número 9

AGOSTO DE 2021

Número 9

Portada Edición Agosto 2021

Contenido:

Si lo prefieres:

EDITORIAL

Elvira Guadalupe Vázquez López

“No hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue.”  Y así después de un necesario y obligado resguardo domiciliario de más de una docena de meses, derivado de la emergencia sanitaria por la Covid-19, se acerca el momento de inaugurar el ciclo escolar 2021-2022 y regresar a las aulas o lo que quede de ellas.

 

Existe un contexto con dos lecturas diferentes, pero igual de importantes para observar, planear y en consecuencia ejecutar de la mejor manera el o los planes o estrategias que sean efectivas.  Por un lado, está la inminente necesidad de volver a clases presenciales para agotar de manera dirigida y puntual los contenidos académicos, y para continuar desde luego con el debido desarrollo socioemocional que solo entre pares se logra, pero también está por la otra arena, el innegable escenario de contar con medidas, planeaciones, protocolos y métricas que hagan seguro el regreso presencial, porque a estas alturas lo que menos esperamos y deseamos es experimentar, poner a la suerte la implementación de medidas que hagan que con el tiempo a quien corresponda la toma de decisiones, nos tenga en suspenso y que desafortunadas estadísticas en negativo sean el parámetro que obligue a tratar de encauzar el barco y que de último momento se intente reestructurar lo que sea necesario, muy a pesar de pérdidas de recurso humano. 

 

Es menester anotar que quien sea la autoridad responsable -Secretarías de- Salud o Educación – o ambas, no dejen en saco roto lo que por expertise ha mencionado el Director de Emergencias en Salud de la Organización Panamericana de la Salud.

 

“La reapertura de escuelas en México, no puede realizarse de manera generalizada, ya que debe estar basada en una evaluación de riesgo local…el proceso de reapertura de los centros de estudio en forma presencial debe estar basado -entre otros factores- en los análisis de la intensidad de la transmisión en el lugar donde se pretenda abrir las escuelas.”  Añadió además “… es muy importante implementar mecanismos eficientes para la notificación inmediata de los contagios que pudieran aparecer en las escuelas que se reabran en el país.”

 

Es decir, al estar considerando como fecha el 30 de agosto de la anualidad en curso para el regreso a clases, se debe estar tomando en cuenta un protocolo integral,  que no esté únicamente ceñido en observar las medidas de bioseguridad que van encaminadas a controlar la mitigación de contagios, sino también será necesario considerar el seguimiento e implementación de medidas que se darán al momento de que surjan -porque sin sonar a pesimistas, estamos seguros que surgirán- casos positivos de SARS-CoV2 tanto en población estudiantil como en personal educativo. 

 

Esto desde luego una vez que se tenga clara la ruta a seguir para abatir temas de relevancia como son:

 

  • Garantizar el abasto suficiente de recurso hídrico y potable, que es ahora el recurso mínimo necesario para una correcta higienización en el lavado de manos, que como recomendación primaria ha hecho desde el principio de la pandemia la OMS.
  • Dotación por parte de las autoridades u organismos correspondientes en tiempo, forma, suficiencia y calidad de insumos para seguir los protocolos de bioseguridad (gel desinfectante, termómetro, cubre boca, jabón, líquidos desinfectantes para limpieza de superficies de uso común, medidor de CO2, por mencionar algunos) 

 

Es estos dos primeros puntos surge la interrogante qué sucederá con zonas marginadas o con geografía de difícil acceso en las que por desafortunadas razones ambos recursos el hídrico como los insumos, son escasos y en ocasiones nulos. 

 

  • El especialista de la OPS también dejo ver que “…aunque México va avanzando en la vacunación contra coronavirus, aún no se cuenta con la protección requerida para reducir la transmisión.” Ejemplo de esto, es que la población mayor de 12 años aun no está considerada en el esquema de vacunación contra el letal virus, como lo señaló el Subsecretario de Salud Hugo López Gatell “que no existe demostración, indicios o planteamientos técnicos en la comunidad de salud pública global y nacional que sugieran que para lograr un control epidémico se requiere vacunar a la población menor de 18 años, debido a que este sector tiene 0.004 por ciento de riesgo de requerir hospitalización o de fallecer” – lo que al parecer no se está considerado es que al referirse fríamente al 0.004 por ciento como una cifra al parecer se olvida que se trata de personas con nombre y apellido, que son los hijos e hijas de alguien, y que por el solo hecho de ser personas no hay la lógica en creer que no sea necesaria su inclusión en el esquema de  vacunación, tal es el caso que hay experiencia científica que ha demostrado que existe una vacuna probada, aprobada y aplicada a este grupo poblacional.  Además, que dentro del rango de 12 a 18 años se encuentra la población estudiantil tanto del ultimo grado de primaria alta, como también el alumnado de secundaria y preparatoria, que en suma son aproximadamente 16, 471, 766 del total de la comunidad estudiantil en nuestro país, lo que representa un 13.02% de la población total, y estarían en vilo una proximidad de 65, 887 NNA que representa el porcentaje de riesgo a que se refiere el Dr. Gatell. 

  • El sistema educativo público viene desequilibrado con el tema oferta-demanda, la población estudiantil en los grados escolares de prescolar, primaria y secundaria, tiene un serio problema de sobrepoblación, no es secreto para nadie que un solo docente tiene a su cargo aproximadamente a 30-40 alumnos en una sola aula, ahora bien en condiciones normales el personal educativo ha logrado con todos los retos que seguramente le ha representado, dar atención a cada uno de sus alumnos, pero de cara a la nueva realidad y por tanto de cara a las nuevas exigencias, ¿cómo se logrará que la tan necesaria sana distancia cobre vigencia? ¿cómo se conciliarán los diversos espacios comunes como los sanitarios para que sean suficientes y se logre tener sana distancia -y no un embudo perfecto-, correcta sanitización y además dar oportuna atención a las variadas necesidades que en la universalidad de niños y niñas se deben presentar? todo en la misma infraestructura espacial y material que prevalece desde antes de la pandemia, pero que no puede ser la misma puesto que la realidad y demandas son a la fecha completamente diferentes.

  • Como último punto y no menos importante, es el referente a la atención que en este regreso a clases se dará a NNA con capacidades diferentes y que derivado de ello seguramente ocuparán una atención y acompañamiento más personalizado. Se habrá considerado alguna variante en el protocolo de bioseguridad que haga accesible en igualdad de circunstancias el que un alumno o alumna con autismo, asperger, TDAH por mencionar algunos supuestos, puedan ser incluidos a esta nueva normalidad, pero siempre tomando en consideración su especial situación de vulnerabilidad que habrá de adaptarse para que su salud como la de la colectividad con la que van a convivir esté garantizada. 

 

Estos son algunas de las inquietudes que rondan a más de un padre o madre de familia, a más de un maestro o maestra, pensamos que son las mismas inquietudes que aborden la mente de quienes están a cargo de desarrollar las correctas estrategias para que el regreso presencial, responsable y ordenado, se traduzca en una escuela segura que sea realidad y no demagogia. 

Ex Directora de la Casa de la Cultura Jurídica de la SCJN en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, se desempeñó como enlace administrativo de la coordinación de maestrías en el IIJ-UNAM.